Datos, información, conocimiento y sabiduría: ¿Somos más sabios ahora?
En la era de la información, tenemos acceso a más datos e información como nunca antes en la historia de la humanidad.
Sin embargo, a pesar de esta abundancia de información, muchos autores argumentan que no necesariamente nos ha vuelto más sabios como sociedad (Boyd, 2015; Postman, 2005).
En este artículo exploraremos las diferencias clave entre datos, información, conocimiento y sabiduría, y analizaremos por qué el simple acceso a más información no garantiza que seamos más sabios en la actualidad.
¿Qué son los datos?
Los datos se definen como observaciones o mediciones objetivas de la realidad (Bellinger, Castro, & Mills, 2004).
Son hechos o cifras en bruto que existen independientemente de cualquier interpretación o contexto.
Por ejemplo, las temperaturas diarias, las ventas trimestrales de una empresa o el número de estudiantes matriculados en una universidad son datos.
Los datos son como las piezas de un rompecabezas desordenadas sobre una mesa. Por sí solos, no tienen mucho sentido o valor
¿Qué es la Información?
La información se construye a partir de datos, agregándoles relevancia y propósito (Bellinger et al., 2004).
La información proporciona contexto y significado a los datos.
Por ejemplo, un análisis de tendencias de temperatura durante décadas que muestra un calentamiento global es información, no solo datos.
La información es como las piezas del rompecabezas cuando empiezan a ser ordenadas y conectadas entre sí. La información muestra cómo se relacionan los datos y empieza a contar una historia
¿Cómo definimos el conocimiento?
El conocimiento va más allá de los datos e información al incorporar experiencia, valores e insight (Bellinger et al., 2004).
El conocimiento se construye integrando la información en el contexto de la comprensión más amplia que tiene una persona sobre un tema.
Por ejemplo, un especialista en climatología que comprende las causas del calentamiento global y sus implicaciones, tiene conocimiento, no solo información.
El conocimiento es como el rompecabezas completo. Revela la imagen íntegra y brinda entendimiento. El conocimiento se construye conectando muchos fragmentos de información
¿Y que hay con la Sabiduría?
La sabiduría es el nivel más alto que integra conocimiento con discernimiento ético y una perspectiva balanceada para el bien común (Rowley, 2006).
La sabiduría implica el juicio experto para aplicar conocimiento de una manera que sirva a la humanidad.
Por ejemplo, un líder climático sabio puede guiar políticas que equilibren las necesidades económicas y ambientales.
La sabiduría es saber cómo y cuándo usar el conocimiento. Es entender profundamente sus implicaciones y aplicarlo de manera efectiva. La sabiduría va más allá del simple conocimiento de los hechos, requiere discernimiento y buen juicio
De la información a sabiduría
Si bien el acceso a más datos e información es útil, no necesariamente nos lleva a mayores niveles de comprensión y sabiduría.
Se requiere reflexión crítica, perspectiva ética y experiencia vivida para convertir la información en conocimiento y sabiduría (Boyd, 2015).
Como dijo Einstein, «la información no es conocimiento» (1929, p. 97).
En la próxima sección analizaremos cómo el exceso de información puede, de hecho, obstaculizar el desarrollo de la sabiduría.
Por qué más información puede hacernos menos sabios
Entre otras cosas, por lo que discutimos a continuación…
Abundancia de información
Vivimos en una era de abundancia de información sin precedentes.
Con internet tenemos acceso instantáneo a cantidades casi ilimitadas de datos e información sobre cualquier tema imaginable (Postman, 2005).
Pero investigadores han encontrado que demasiadas opciones pueden abrumar nuestra capacidad cognitiva y hacernos menos capaces de elegir sabiamente (Toffler, 1970).
Distracción e interrupción
La sobreabundancia de información fomenta la distracción y la interrupción, dividiendo nuestra atención entre múltiples fuentes de datos (Jackson, 2008).
Esto puede impedir el pensamiento profundo y reflexivo necesario para desarrollar verdadera comprensión y sabiduría.
Sesgo de confirmación
El acceso ilimitado a la información permite seleccionar fácilmente solo datos que confirmen nuestras propias creencias, cayendo en el sesgo de confirmación (Boyd, 2015).
Pero la sabiduría requiere considerar perspectivas divergentes para obtener una visión balanceada.
Pérdida de la atención sostenida
La tecnología ha acortado nuestros períodos de atención sostenida, haciéndonos menos capaces de enfocarnos en textos complejos necesarios para obtener un conocimiento profundo (Carr, 2011).
La lectura digital tiende a ser más superficial que la lectura en papel, según investigaciones (Liu, 2005).
Estrategias para sobrellevar la sobrecarga informacional
Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar a navegar de manera más efectiva la abundancia de información disponible en línea:
– Ser selectivo con las fuentes de información. Priorizar fuentes confiables y de calidad, como publicaciones académicas, de instituciones educativas y organismos gubernamentales. Evitar fuentes no verificadas.
– Leer activamente, no pasivamente. Hacer anotaciones, resaltar y cuestionar lo que se lee para procesar la información más críticamente.
– Dedicar tiempo a la lectura enfocada sin distracciones. Apagar las notificaciones y desconectarse de redes sociales temporalmente.
– Alternar entre leer en papel y en pantalla. El papel puede promover una lectura más profunda y enfocada.
– Establecer un propósito y preguntas orientadoras antes de buscar información en línea. Esto ayuda a mantener el enfoque.
– Usar herramientas para organizar y sintetizar la información, como resúmenes, mapas conceptuales y cuadros.
– Discutir y debatir ideas con otros. El diálogo profundiza el aprendizaje y la comprensión.
– Tomar descansos mentales deliberados después de períodos de lectura intensiva. Dejar que la mente consolide la información.
– Limitar el tiempo en redes sociales y entretenimiento en línea. Dedicar tiempo de calidad a actividades analógicas (no relacionadas con lo digital)
– Cultivar la curiosidad y apertura mental, pero con espíritu crítico. Cuestionar supuestos propios y ajenos.
La clave es mantener un equilibrio activo entre la riqueza de información en línea y la capacidad humana de procesarla significativamente.
La moderación y selectividad son esenciales.

Conclusión: hacia una sabiduría informada
La abundancia de información tiene beneficios pero también desafíos.
Como investigadores y estudiantes, debemos aprender a navegar este complejo paisaje de manera reflexiva y crítica.
La verdadera sabiduría requiere integrar hábilmente información de calidad con nuestra experiencia vivida y valores éticos.
Solo así podremos capitalizar el potencial de la era de la información para construir una sociedad más compasiva y justa.
Referencias
Boyd, D. (2015). Why more information is not always better: Some reflections on information overload, social media, and big data. InterActions: UCLA Journal of Education and Information Studies, 11(2). [https://doi.org/10.5070/D411000540 ↗](https://doi.org/10.5070/D411000540)
Bellinger, G., Castro, D., & Mills, A. (2004). Data, information, knowledge, and wisdom. Systems thinking. [http://www.systems-thinking.org/dikw/dikw.htm ↗](http://www.systems-thinking.org/dikw/dikw.htm)
Carr, N. G. (2011). The shallows: What the Internet is doing to our brains. W. W. Norton.
Einstein, A. (1929, February 12). The New York Times, p.97.
Jackson, M. (2008). Distracted: The erosion of attention and the coming dark age. Prometheus Books.
Liu, Z. (2005). Reading behavior in the digital environment: Changes in reading behavior over the past ten years. Journal of Documentation, 61(6), 700-712. [https://doi.org/10.1108/00220410510632040 ↗](https://doi.org/10.1108/00220410510632040)
Postman, N. (2005). Amusing ourselves to death: Public discourse in the age of show business. Penguin.
Rowley, J. (2006). Where is the wisdom that we have lost in knowledge? Journal of Documentation, 62(2), 251-270. [https://doi.org/10.1108/0022041061065332 ↗](https://doi.org/10.1108/0022041061065332)
Toffler, A. (1970). Future shock. Random House.